Con la llegada del verano, los días se alargan y las temperaturas comienzan a subir de forma progresiva. Para muchas personas, esta es una época agradable para pasear, disfrutar de la naturaleza y compartir momentos con familiares y amigos. Sin embargo, para la población mayor, el aumento de las temperaturas también representa una serie de riesgos para la salud que no deben pasarse por alto. Entre los más preocupantes están la deshidratación y los golpes de calor, situaciones potencialmente graves pero que pueden prevenirse con las precauciones adecuadas.
En este artículo, abordamos los principales cuidados que las personas mayores deben tener para protegerse del calor, con consejos sencillos y prácticos que marcan una gran diferencia en su bienestar.
¿Por qué las personas mayores son más vulnerables al calor?
El cuerpo humano dispone de mecanismos naturales para regular la temperatura, como la sudoración. Sin embargo, con el envejecimiento, estos mecanismos se vuelven menos eficaces. Las personas mayores, por lo general, sudan menos y tienen una menor sensación de sed, lo que las hace más propensas a la deshidratación. Además, muchas toman medicamentos que alteran el equilibrio de líquidos en el cuerpo o padecen enfermedades crónicas que aumentan el riesgo de complicaciones durante los periodos de calor intenso.
¿Qué es la deshidratación?
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere, dificultando el funcionamiento normal del organismo. Incluso una deshidratación leve puede afectar negativamente a la salud, provocando fatiga, mareos, dolor de cabeza y confusión mental —síntomas que, en personas mayores, pueden confundirse con otras dolencias y, por tanto, pasar desapercibidos.
Síntomas comunes de deshidratación:
- Boca seca y pastosa
- Orina oscura o en poca cantidad
- Fatiga o debilidad inusual
- Mareos, sobre todo al levantarse
- Confusión o dificultad para concentrarse
- Ojos hundidos
- Pérdida de elasticidad en la piel
¿Qué es un golpe de calor?
El golpe de calor o insolación es una condición grave en la que la temperatura corporal se eleva peligrosamente (generalmente por encima de 40 °C), debido a una exposición prolongada al calor sin hidratación suficiente ni una adecuada capacidad de enfriamiento. Se trata de una emergencia médica que puede provocar daños cerebrales, fallo multiorgánico e incluso la muerte si no se trata rápidamente.
Síntomas del golpe de calor:
- Temperatura corporal alta (más de 39–40 °C)
- Piel caliente, enrojecida y seca (sin sudoración)
- Confusión, desorientación, alucinaciones
- Náuseas y vómitos
- Respiración acelerada y pulso rápido
- Pérdida de conciencia

¿Cómo prevenir la deshidratación y los golpes de calor?
Afortunadamente, existen muchas medidas simples que las personas mayores y sus cuidadores pueden adoptar para evitar estas situaciones peligrosas. La prevención es siempre la mejor herramienta, y lo ideal es comenzar a tomar precauciones desde el inicio del verano.
1. Beber agua con regularidad, aunque no se tenga sed
Mantenerse hidratado a lo largo del día es fundamental. No espere a tener sed para beber —la sed es un signo tardío de deshidratación. Tome pequeños sorbos de agua de manera continua.
- Prefiera agua natural, infusiones frías sin azúcar o agua con rodajas de limón, pepino o menta.
- Evite el alcohol y las bebidas con cafeína, ya que favorecen la pérdida de líquidos.
- Un buen indicador es el color de la orina: debe ser clara y en cantidad suficiente.
2. Vestir ropa ligera y de colores claros
Use ropa holgada, de algodón o lino, y de colores claros que reflejan el sol. Evite tejidos sintéticos que dificultan la transpiración.
- Utilice sombreros de ala ancha y gafas de sol si va a salir al exterior.
- Un abanico o un ventilador portátil también pueden ayudarle a sentirse más cómodo.
3. Permanecer en ambientes frescos
Durante las horas de más calor (entre las 11:00 y las 17:00), evite salir o realizar esfuerzos físicos. Quédese en zonas bien ventiladas, con las persianas bajadas y, si es posible, con ventilador o aire acondicionado.
- Puede refrescar el ambiente colocando una toalla húmeda delante de un ventilador.
- Ducharse con agua templada (no fría) ayuda a regular la temperatura corporal.
4. Alimentación ligera y equilibrada
Con el calor, es común que disminuya el apetito. Aun así, es importante seguir una dieta equilibrada para mantener el organismo con energía y nutrientes.
- Prefiera comidas frescas y ligeras: ensaladas, frutas y verduras.
- Evite platos muy calientes, grasos o pesados.
- Las frutas con alto contenido en agua (como sandía, melón, naranja) son especialmente recomendables.
5. Evitar el esfuerzo físico intenso
Si necesita realizar tareas como jardinería o limpieza, hágalo a primera hora de la mañana o al final de la tarde, cuando hace menos calor. Haga pausas frecuentes e hidrátese adecuadamente.
6. Mantener contacto con familiares y vecinos
Durante episodios de calor, es importante mantenerse en contacto con otras personas, sobre todo si vive solo.
- Acuerde llamadas telefónicas diarias con un familiar o amigo.
- Participe en actividades en lugares climatizados, como centros de mayores.

Precauciones con la medicación
Algunos medicamentos afectan a la regulación térmica del cuerpo o aumentan la eliminación de líquidos, como los diuréticos, antihipertensivos o antidepresivos. Consulte con su médico o farmacéutico sobre cómo actuar durante el verano con su medicación habitual.
Nunca modifique la medicación por su cuenta.
¿Qué hacer si aparecen síntomas?
Ante cualquier sospecha de deshidratación o golpe de calor, actúe sin demora:
- Lleve a la persona a un lugar fresco y sombreado.
- Ofrezca agua en pequeños sorbos si está consciente.
Refresque el cuerpo con paños húmedos, abanicos o baños con esponja.
Si hay fiebre alta, confusión, dificultad para respirar o pérdida de conciencia, llame inmediatamente al 112.
La importancia de la prevención y la vigilancia
Los episodios de calor extremo son cada vez más frecuentes y prolongados. Por eso, la vigilancia constante es esencial.
Es importante que los profesionales sanitarios, cuidadores y familiares estén atentos a los signos tempranos de deshidratación y golpe de calor en personas mayores, especialmente en las que viven solas o tienen movilidad reducida.
El verano puede y debe ser una época de disfrute, descanso y compañía. Con algunas precauciones sencillas, se puede disfrutar de esta estación sin poner en riesgo la salud. Prevenir la deshidratación y los golpes de calor es una tarea compartida entre las personas mayores, sus cuidadores y la comunidad.
Recordemos los consejos principales:
- Hidratación constante, incluso sin sed.
- Evitar el sol entre las 11:00 y las 17:00.
- Ropa ligera y fresca.
- Estancias bien ventiladas.
- Atención a los síntomas de alarma.
Contacto con personas cercanas y profesionales si es necesario.
¡Cuídese mucho y disfrute del verano con salud y seguridad!
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