La disfagia —dificultad para tragar alimentos, líquidos o incluso saliva— es una condición frecuente en la tercera edad, pero muchas veces subestimada. Sin embargo, sus causas, síntomas y consecuencias pueden ser graves, afectando directamente la salud, la nutrición, la autonomía e incluso la supervivencia de las personas mayores.
Con el progresivo envejecimiento de la población, es fundamental reconocer los signos tempranos de esta condición y comprender los riesgos asociados. Este artículo aborda en detalle qué es la disfagia en el adulto mayor, cuáles son sus principales causas y síntomas, y cuáles son las complicaciones físicas, psicológicas y sociales que pueden surgir si no se diagnostica o trata adecuadamente.
¿Qué es la disfagia?
La disfagia se refiere a la dificultad para realizar el acto de la deglución, es decir, tragar alimentos, líquidos o saliva. Este proceso, aparentemente simple, implica una compleja coordinación entre músculos y nervios. Cuando se produce una alteración en alguna fase de la deglución (oral, faríngea o esofágica), aumenta el riesgo de atragantamiento, aspiración y otras complicaciones.
Causas de la disfagia en personas mayores
Las causas de disfagia en personas mayores son variadas y, en muchos casos, multifactoriales. Entre las más comunes destacan:
- Cambios fisiológicos propios del envejecimiento: pérdida de masa muscular, disminución de la sensibilidad oral y reflejos más lentos.
- Enfermedades neurológicas: ictus (ACV), enfermedad de Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple, entre otras.
- Enfermedades degenerativas: esclerosis lateral amiotrófica (ELA), distrofias musculares.
- Alteraciones estructurales: tumores en la garganta o el esófago, estenosis esofágicas, enfermedad por reflujo gastroesofágico avanzada.
- Efectos secundarios de tratamientos médicos: cirugías de cabeza y cuello, radioterapia cervical, efectos adversos de ciertos medicamentos.

Síntomas de la disfagia
Los síntomas no siempre son evidentes, especialmente en casos de disfagia silenciosa (sin tos ni señales visibles de atragantamiento). No obstante, los signos más frecuentes incluyen:
- Tos o atragantamiento durante o después de las comidas
- Sensación de alimento atascado en la garganta
- Cambios en la voz tras comer o beber (voz húmeda o ronca)
- Regurgitación frecuente
- Pérdida de peso no intencionada
- Fiebre recurrente sin causa aparente
- Rechazo o miedo a comer
- Disminución del apetito
Consecuencias físicas de la disfagia en el adulto mayor
1. Desnutrición y deshidratación
La dificultad para tragar suele llevar a una reducción en la ingesta de alimentos y líquidos, lo que favorece:
- Pérdida de peso involuntaria
- Déficits nutricionales
- Debilidad muscular
- Disminución de la inmunidad
- Empeoramiento general del estado de salud
La deshidratación, por su parte, puede provocar confusión mental, infecciones urinarias, hipotensión o incluso insuficiencia renal.
2. Aspiración y neumonía aspirativa
Cuando los alimentos o líquidos pasan a las vías respiratorias en lugar de ir hacia el estómago, se produce una aspiración. Esto puede originar una neumonía aspirativa, una infección pulmonar grave, muy común en adultos mayores con disfagia, y asociada frecuentemente a hospitalizaciones prolongadas y alta mortalidad.
3. Agravamiento de enfermedades crónicas
Enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la insuficiencia renal o cardíaca pueden empeorar si la persona no puede alimentarse correctamente. También puede haber dificultades para tragar medicamentos, lo que compromete el tratamiento.
Consecuencias psicológicas y emocionales
1. Ansiedad y miedo a atragantarse
Muchas personas mayores desarrollan una ansiedad anticipatoria ante las comidas, por miedo a atragantarse o sufrir una aspiración, lo que puede derivar en una reducción voluntaria de la ingesta.
2. Depresión
La alimentación está profundamente relacionada con el placer, la rutina y la vida social. La pérdida de autonomía alimentaria, así como las restricciones dietéticas, pueden causar tristeza, frustración, soledad y depresión.
3. Pérdida de calidad de vida
Las dietas modificadas (alimentos triturados, líquidos espesados) pueden reducir significativamente el disfrute de las comidas y provocar rechazo social o aislamiento.

Consecuencias sociales y familiares
1. Aislamiento social
A medida que la disfagia progresa, la persona puede evitar comidas familiares, celebraciones o salidas a restaurantes, por vergüenza o inseguridad, lo que puede derivar en aislamiento emocional y social.
2. Sobrecarga del cuidador
El manejo diario de la disfagia implica más tiempo y atención por parte del cuidador, desde la preparación de comidas especiales hasta la supervisión constante durante la alimentación. Esto puede generar agotamiento físico y emocional.
3. Pérdida de autonomía
En fases avanzadas, el adulto mayor puede depender totalmente de otra persona para alimentarse, lo que afecta negativamente a su autoestima y dignidad.
Consecuencias económicas
1. Costes directos e indirectos
El tratamiento de la disfagia puede implicar:
- Consultas médicas frecuentes y pruebas diagnósticas
- Equipos de ayuda (vasos, utensilios adaptados)
- Alimentos especiales y suplementos nutricionales
- Medicación y hospitalizaciones por complicaciones respiratorias o infecciones
2. Uso intensivo de servicios sanitarios
La disfagia conlleva un mayor número de hospitalizaciones por neumonía aspirativa, desnutrición o deshidratación, lo que representa un alto coste para el sistema de salud y también para las familias.
Diagnóstico y tratamiento de la disfagia en el adulto mayor
El diagnóstico precoz es fundamental. El personal sanitario debe estar capacitado para identificar los síntomas y realizar una evaluación adecuada. Algunas de las pruebas más utilizadas son:
- Evaluación clínica de la deglución
- Videofluoroscopia
- Endoscopia de deglución (FEES)
El tratamiento debe ser multidisciplinar, con la intervención de:
- Logopeda (fonoaudiólogo): para rehabilitar los músculos implicados en la deglución y enseñar técnicas compensatorias
- Nutricionista: para adaptar la dieta y evitar carencias nutricionales
- Médico especialista: para tratar la causa subyacente
- Enfermeros y cuidadores: que desempeñan un papel crucial en el día a día
La disfagia en el adulto mayor es una condición seria y a menudo infradiagnosticada, que puede afectar de forma profunda a la salud física, emocional y social. No se trata únicamente de una dificultad para tragar, sino de un problema de salud integral, con riesgo de consecuencias graves si no se aborda correctamente.
Detectar los signos de forma precoz y actuar mediante una intervención personalizada y multidisciplinar puede evitar complicaciones, mejorar la calidad de vida y preservar la dignidad del acto de comer, tan esencial para el bienestar humano.
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