El duelo es una experiencia universal, pero la forma en que cada persona vive una pérdida es única — y en la tercera edad, su impacto puede ser especialmente profundo. Muchos mayores enfrentan pérdidas acumuladas a lo largo de la vida: la muerte de la pareja, de amistades de toda la vida, de familiares, o incluso la pérdida de capacidades físicas, de independencia o de un rol activo en la sociedad.
En este artículo, exploramos cómo el duelo afecta emocionalmente a los mayores, las señales de alerta a las que debemos prestar atención y, sobre todo, cómo brindar un apoyo emocional eficaz y empático en esta etapa de la vida.
¿Qué es el duelo y cómo se manifiesta en la tercera edad?
El duelo es el proceso emocional que se produce tras una pérdida significativa — normalmente asociada a la muerte, pero también aplicable a otras situaciones como la jubilación, un cambio de residencia o enfermedades debilitantes.
En las personas mayores, el duelo puede manifestarse de forma sutil y a veces pasar desapercibido por quienes les rodean. Entre los síntomas más comunes se encuentran:
- Tristeza persistente
- Insomnio o alteraciones del sueño
- Falta de apetito
- Falta de energía o motivación
- Aislamiento social
- Irritabilidad o apatía
- Dificultades de memoria o concentración
Es importante reconocer que el duelo en esta etapa puede ser más prolongado y complejo, especialmente cuando se trata de la pérdida de una pareja con la que se compartieron décadas de recuerdos, rutinas e intimidad.
Pérdidas acumuladas: el peso emocional de la edad
En la vejez, el duelo rara vez es un episodio aislado. Es habitual que las personas mayores afronten múltiples pérdidas en poco tiempo, lo que puede aumentar el riesgo de depresión y agravar problemas de salud física.
Estas pérdidas pueden incluir:
- El fallecimiento de amigos y familiares
- La pérdida de funciones físicas (vista, movilidad, audición)
- La jubilación y la consecuente pérdida de propósito
- El traslado a una residencia o institución
Por ello, es esencial abordar el duelo de manera holística, comprendiendo que puede tener tanto una dimensión emocional como existencial.

Cómo apoyar a una persona mayor en duelo: 8 estrategias prácticas
1. Validar los sentimientos, sin juzgar
Evita frases como “ya deberías estar mejor” o “la vida sigue”. En su lugar, usa expresiones como:
- “Imagino lo difícil que debe de ser para ti.”
- “Si quieres hablar, estoy aquí para escucharte.”
La escucha activa es uno de los mayores regalos que podemos ofrecer.
2. Respetar el ritmo de cada persona
El proceso de duelo no tiene una duración determinada. Algunas personas mayores pueden necesitar meses o años para encontrar un nuevo equilibrio. Lo importante es no forzar la “superación”: respetar el ritmo personal es clave.
3. Fomentar el mantenimiento de rutinas
Siempre que sea posible, anima a la persona a seguir con actividades habituales como paseos, juegos, visitas familiares o grupos comunitarios. La rutina aporta un sentido de normalidad.
4. Evitar el aislamiento social
El aislamiento es uno de los mayores factores de riesgo en la tercera edad, especialmente tras una pérdida. Fomenta las llamadas, las visitas o la participación en grupos de apoyo al duelo.
Muchos ayuntamientos, asociaciones o centros parroquiales organizan talleres o grupos de convivencia que pueden ser de gran ayuda.
5. Buscar apoyo psicológico especializado
Cuando el sufrimiento se prolonga o se vuelve incapacitante, es importante acudir a un profesional. Psicólogos especializados en geriatría o terapeutas del duelo pueden ayudar a procesar la pérdida y prevenir cuadros depresivos.
Muchos centros de salud pública ofrecen este tipo de apoyo de forma gratuita — infórmate en tu centro de salud más cercano.
6. Fomentar la expresión emocional a través del arte
La escritura, la pintura o la música pueden ser formas terapéuticas de canalizar el dolor. La arteterapia ha demostrado ser muy beneficiosa en personas mayores.
Sugiere actividades simples como escribir recuerdos, crear álbumes de fotos o incluso participar en coros o grupos de manualidades.
7. Mantener viva la memoria de la persona fallecida
Hablar del ser querido no “abre heridas”, al contrario: ayuda a mantener su presencia de forma saludable. Fomenta las conversaciones sobre momentos felices compartidos, rituales simbólicos o gestos de homenaje.
Ejemplos sencillos incluyen:
- Encender una vela en su cumpleaños
- Crear un rincón de memoria en casa
- Compartir recetas o tradiciones familiares
8. Apoyar la reconstrucción del propósito vital
Tras una gran pérdida, es común sentir que la vida ha perdido sentido. Ayudar a la persona mayor a encontrar nuevos motivos para levantarse cada día es esencial para su recuperación emocional.
Sugiere actividades con impacto positivo, como:
- Voluntariado en organizaciones locales
- Participación en grupos religiosos o espirituales
- Clases para personas mayores (manualidades, informática, idiomas, etc.)
- Tiempo con nietos o vecinos más jóvenes

Señales de alerta: cuándo el duelo se convierte en depresión
Aunque el duelo es un proceso natural, es importante saber cuándo puede transformarse en una condición clínica. Presta atención a los siguientes signos:
- Tristeza profunda que persiste más de dos meses sin mejoría
- Pérdida total de interés por actividades antes placenteras
- Descuidar la higiene personal o la alimentación
- Pensamientos de muerte o suicidio
En estos casos, no dudes en buscar apoyo médico y psicológico. Una intervención temprana puede marcar una gran diferencia.
La importancia de la red de apoyo
La familia, los amigos, los vecinos y los cuidadores tienen un papel clave en el acompañamiento emocional de las personas mayores en duelo. Pero también es importante que estas redes estén informadas y sensibilizadas.
- Algunos consejos para cuidadores y familiares:
- Crea espacios para que la persona hable con libertad
- Acompaña, incluso en silencio
- Ofrece ayuda práctica (compras, visitas médicas, compañía)
- Evita minimizar su dolor con comparaciones (“yo también perdí a mi padre y ya estoy bien”)
El dolor del duelo en la tercera edad es real, intenso y merece atención. Brindando un apoyo emocional atento, empático y respetuoso, no solo ayudamos a procesar la pérdida, sino que reforzamos su dignidad, autoestima y deseo de vivir.
Envejecer con calidad también depende de cómo aprendemos a cuidarnos mutuamente — incluso (y sobre todo) en los momentos de mayor vulnerabilidad.
Si conoces a una persona mayor que esté atravesando un proceso de duelo, no dudes en ofrecer tu apoyo — emocional, práctico o profesional. El gesto más pequeño puede tener el mayor impacto.
¿Tiene preguntas? Llame, haga una solicitud o envíe un correo electrónico, y las Trabajadoras Sociales de Via Senior lo atenderán de manera personalizada, sin compromiso y de forma completamente gratuita. ¡No pierda más tiempo!